29 abr 2025
Hubo un tiempo —no muy lejano— en el que la TV de la habitación del hotel era solo eso: una tele. Un par de canales locales, el parte meteorológico, y si el huésped tenía suerte, una película de pago a precio de oro. Nada espectacular, nada memorable.
Pero las cosas han cambiado.
Lo que antes era un simple accesorio de la habitación, hoy se está reinventando. La pantalla que solía pasar desapercibida ahora se ha convertido en una poderosa herramienta de marketing. Y sí, los hoteles que lo están entendiendo, están marcando la diferencia.
Las TVs digitales en la habitación ya no son solo para entretener: son una mina de oro para conectar, comunicar y vender.
La TV ya no es solo una TV
Es hora de dejar atrás la idea de que la televisión del hotel solo sirve para ver series o pasar el rato antes de dormir. Hoy, esa pantalla es mucho más que entretenimiento.
Los sistemas actuales son inteligentes, conectados y 100% personalizables. Y sí, permiten ver Netflix… pero eso es solo el principio.
Pero ahora pueden hacer mucho más: integradas con el PMS del hotel, permiten mostrar mensajes personalizados, promociones adaptadas al perfil del huésped e información útil sobre el hotel o el destino. ¿Ejemplos?
Un mensaje de bienvenida con su nombre al encender la pantalla.
Un descuento en el spa para parejas que están celebrando una ocasión especial.
La opción de reservar mesa para cenar sin levantar el teléfono.
Recomendaciones de planes locales según la fecha de estancia.
No es solo un detalle bonito. Es marketing directo, discreto, bien posicionado y sin esfuerzo extra para el equipo del hotel.
Personalización sin ser invasivo
La mayoría de la gente huye de la publicidad intrusiva. Pero esto es diferente. Porque la TV de la habitación no interrumpe: se adapta. Habla con el huésped en su idioma y en el momento justo.
Si sabes que un huésped hizo check-in tarde tras un vuelo largo, muéstrale una promoción de room service o desayuno en la cama. Si ha reservado un día de spa, infórmale sobre una mejora limitada para un masaje. Si ya se ha alojado antes, dale la bienvenida con algo familiar… o mejor aún, con algo nuevo.
La diferencia de la TV en la habitación es que ofrece contenido relevante y oportuno sin interrumpir la experiencia del huésped, decide si quiere explorar más o simplemente relajarse. Pero las oportunidades están ahí, visibles, accesibles y en el momento justo.
Un canal de ventas que no parece un canal de ventas
Hablemos de dinero. Los hoteles siempre buscan nuevas formas de aumentar los ingresos adicionales, pero hacer upselling no siempre es fácil. No quieres saturar al personal de recepción, y mucho menos que los huéspedes sientan que les están intentando vender algo.
La televisión en la habitación resuelve ambos problemas. Los huéspedes exploran a su ritmo. Pueden ver menús, consultar los servicios del spa, descubrir qué hay en el bar o incluso reservar mejoras… todo con el mando en la mano y sin presión alguna. Es como tener un conserje disponible 24/7, experto en hacer sugerencias sutiles.
¿El resultado? Mayores tasas de conversión y huéspedes más satisfechos.
Un escaparate para lo local (y para nuevos ingresos)
Tus huéspedes quieren saber qué hacer, dónde comer, qué visitar. Pero los folletos en recepción quedaron en el pasado, y los códigos QR impresos en un rincón del escritorio no son muy inspiradores.
La TV, en cambio, es perfecta para mostrar contenido local:
Rutas recomendadas, restaurantes, conciertos, experiencias culturales… y todo con la posibilidad de reservar directamente desde la pantalla.
¿Y lo mejor? Puedes colaborar con negocios locales: mostrar sus ofertas, llegar a acuerdos de afiliación y convertir tu TV en un escaparate rentable. Ganas tú, ganan ellos, gana el huésped.
Datos reales, decisiones inteligentes
¿Quién sabe cuántas personas realmente leen los carteles en el ascensor o los flyers en la habitación? Aquí es donde las herramientas tradicionales de marketing se quedan cortas. No puedes rastrear cuántas personas realmente leyeron esa información.
Con una TV digital, obtienes datos reales. Puedes ver qué contenidos generan clics, qué promociones funcionan, cuándo interactúan más los huéspedes…
Y eso significa poder mejorar continuamente.
Este tipo de información es invaluable. Significa que puedes afinar tus mensajes, probar campañas y optimizar en tiempo real, igual que harías con tu sitio web o con tus campañas de email. Pero ahora lo haces dentro de la habitación, donde la atención es alta y la competencia, mínima.
El mensaje adecuado en el momento justo
¿Otra razón por la que la TV en la habitación es la MVP del marketing hotelero? Su flexibilidad.
Puedes actualizar el contenido al instante. Promocionar la happy hour de esta noche. Avisar sobre cambios en el clima. Comunicar actualizaciones en tiempo real o incluso alertas de emergencia, si es necesario. Todo en tiempo real, de forma fluida y profesional.
Así, la televisión se convierte en tu canal principal de comunicación con los huéspedes durante toda su estancia: sutil, pero altamente eficaz.
¿Por qué no hay más hoteles haciendo esto?
Muchos hoteles siguen viendo la TV de la habitación como un elemento decorativo más. O piensan que actualizarla es complicado, caro o incluso irrelevante: ¿Quién ve la televisión cuando está en un hotel?
Sin embargo, los datos revelan lo contrario: las televisiones están encendidas una media de 3 horas y 47 minutos por habitación y día, demostrando que puede ser un canal clave.
La buena noticia es que hoy existen soluciones en la nube, sencillas y asequibles, que permiten transformar esa pantalla en una fuente de ingresos adicionales, una herramienta de conexión con el huésped y un elemento diferencial para ofrecer una experiencia actual. Todo ello, sin grandes inversiones ni complicaciones técnicas.
En resumen, la televisión en la habitación ya no es solo un extra más. Eso es cosa del pasado. Hoy es una plataforma de interacción completa que conecta con tus huéspedes sin interrumpir su estancia, y al mismo tiempo abre nuevas oportunidades de ingresos, fidelización y conexión.
Un canal que vende sin molestar. Informa sin ruido. Convierte sin esfuerzo.
Está ahí, colgada en la pared, esperando que la aproveches.
